Mis padres han venido a Múnich a pasar cinco días justos y precisos, desde el sábado a las ocho de la mañana que aterrizaron en el aeropuerto de Franz-Josef Strauss de Múnich, hasta el miércoles a las nueve y media de la noche que despegaron, cinco días que estuvieron repletos de «Kaffee Kuchen«, paseos deliciosos…