Una de las cosas que más me sorprendió cuando cené por primera vez en casa de una familia alemana fue que no había platos. A la hora de poner la mesa, sacaron unas tabletas de madera que ponían a cada persona con su cuchillo y su tenedor al lado. La manera más tradicional es usar tabletas de madera, pero la moderna es su versión de plástico duro en la que se puede jugar con los colores, las imágenes y los motivos. Cada tableta de plástico cuesta unos 7€ y las de madera entre 5€ y 15€ dependiendo de la calidad y del tratado. Se puede hacer una gran colección de estas tabletas porque las hay de todas las maneras y se pueden encontrar en todas partes, en las tiendas de recuerdos turísticos como OBACHT , en las tiendas de decoración como Butlers, Kare o DEPOT, en los grandes supermercados, en algunas cafeterías, en las tiendas de los museos, en las tiendas de diseño. Todas son, incluso las de madera, de la misma talla, lo único que cambia es el diseño y el precio no varía mucho. Hay tantísimas que se pueden coleccionar ya que no ocupan mucho espacio. Y nota importante, aunque se laven y laven y requete laven tienen una capa protectora que impide que se estropeen fácilmente, es decir que son muy resistentes.
La costumbre de utilizar dichas tabletas viene de que la cena tradicional alemana es de comer pan negro/de cereales huntado con mantequilla y condimentado con embutidos frescos y/o queso. El hecho de que cada persona tenga que cortarse su propia porción y ración de embutido o queso hace que sea necesario que cada individuo tenga su propia «tabla para cortar». Pero las tabletas no se utilizan sólamente para la cena, sinó también para los desayunos, sobretodo los domingos, dónde la tradición manda desayunar panecillos de pan blanco.
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