La oferta de cursos de la Volkshochschule es muy variada, va desde los cursos de lenguas, de alemán para nosotros, de deportes, de coser, de cata de vinos, de yoga hasta cursos de cocina. Y cuando digo cursos de cocina, los hay de sushi, de cocina española, alemana, italiana, francesa, vietmanita, pero uno de los cursos que más me han llamado la atención desde siempre es el de hacer bombones de chocolate o cómo los llaman por aquí: Pralines.
Se paga alrededor de unos 100€ por persona, y en el curso que dura 8 horas en total te enseñan las bases de la chocolatería fina, las diferentes maneras de hacer una ganache, de identificar los buenos ingredientes y el buen chocolate, el cierre, la decoración y la presentación. El profesor era un reconocido «maître chocolatier» de la zona y que por amor al chocolate le encanta enseñar y transmitir los secretos del chocolate. Aunque debo decir que cada «maître chocolatier° que tiene una tienda de bombones realiza cursos por su cuenta.. así que hay que estar atentos a los anuncios de las vitrinas de las chocolaterías y ver si ofrecen cursos. Lo curioso es que el profesor recomendó un libro español para coger inspiración para hacer pralines, dijo que en estos momentos los cocineros y pasteleros españoles son mucho mejor que los franceses: Chocolate, de Ramon Morató.
Soy una fan total de la Volkshochschule y de los cursos que ofrecen a precios super asequibles, no sólo porque son cursos muy interesantes que te ayudan a desconectar del trabajo, sino porque aprendes cosas nuevas, vocabulario nuevo en alemán, practicas alemán de la vida real con las compañeras temporales del curso, y lo más importante conoces gente nueva alemana o no alemana que vive en la ciudad o en los alrededores. Durante este micro espacio de tiempo en el que nos podemos relacionar con autóctonos nos ayuda a conocer los pequeños secretos de la ciudad, cómo dónde comprar esto y aquello, conocer algún restaurante, algún tip de productos alemanes que no conocíamos, conocer la vida-de-modo-cultura-tradicional de los autóctonos y entender el porqué es tan diferente a la nuestra. Las pequeñas conversaciones que podemos empezar en este tipo de cursos y que a veces pueden terminar en un café nos pueden ayudar muchísimo a la integración y al entendimiento de una cultura que es muy diferente a la nuestra, además de una forma lúdica y atractiva.
Una cosa muy alemana pero que me llamó la atención y que nunca me va a dejar de sorprender es el detalle de dar de beber y comer, como un gesto de gentiliza a la persona. Durante las 8h que duró el curso había panes, quesos para picar pero también café, té y botellas de agua de exquisitez suprema.. ya tengo anotada la tienda gourmet dónde venden esas barras de pan de nueces y las barras de pan rustico que están verdaderamente deliciosas. Y los quesos! Justamente aprendí durante este curso de pralines que esta tienda gourmet es la proveedora de pan y queso a la cancillería alemana, osea que Angela Merkel en estos momentos desayuna el mismo pan que yo! O el que sea canciller alemán.
Conclusión, el profesor nos enseñó a hacer pralines, nosotros los hacíamos y al final nos llevamos a casa 3kg! Perfecto! Ahora tenemos pralines para regalar y para comer hasta Navidad.
Nota: Y para hacerlos en casa se pueden comprar las bases directamente en Amazon. Las bases de chocolate se llaman «Pralinenhohlkörper» y los folios para decorar y pintar los pralines se llaman «Transferfolie«.
¡Pero qué pinta! Y estarán riquísimos.
Y aprovecho para decir que me encanta tu blog.
Ojala entendiese el aleman para apuntarme….de momento habra que esperar….