El Oktoberfest es el gran acontecimiento del año en la ciudad de Múnich, no solamente porque vienen turistas de todos los puntos del planeta para festejar las fiestas de Múnich conjuntamente con los muniqueses, sinó también porque aunque haya muniqueses que nunca pisan el «Wiesn», sigue siendo una excusa para salir a la calle, vestirse con el traje tradicional bávaro, beber mucha cerveza y hacer amistades.
Las empresas suelen reservar mesas a horas concretas en alguna «caseta de cerveza» del Oktoberfest, bien para invitar a sus clientes a este gran acontecimiento como agradecimiento, bien para hacer una relación más estrecha con los proveedores, o bien para hacer nuevos negocios. Es decir, el Oktoberfest no sólamente es una juerga contínua en torno a la cerveza, es todo un mundo lleno de oportunidades tanto individualmente como para los negocios regionales y nacionales. En el que se aprovecha para lanzar nuevos productos y ahora aplicaciones del iPhone, para hacer márketing y publicidad, para buscar nuevos clientes en el nicho de productos tradicionales, etc.
Para que nos hagamos una idea, las reservas de las mesas suelen empezarse a hacer en el mes de mayo, y suelen costar bastante caro, approximadamente unos 500€ la mesa (depende de la «caseta de cerveza») más lo que se quiera pagar en consumición de cerveza y de comida, puede pagarse por adelantado o en el momento, todo depende de lo que la empresa se quiera gastar. Las más demandadas por su calidad de la cerveza son las casetas de Augustiner y Paulaner.
Los empleados que van al Oktoberfest se suelen vestir con el traje tradicional, bien desde que salen de casa, o bien se traen el traje en una bolsa al trabajo y se cambian en el lavabo antes de ir. Hay veces que la empresa invita a los empleados a una «fiesta» en las «casetas» del Wiesn, y otras son los empleados mismos quienes toman la iniciativa de ir juntos al Oktoberfest, incluso pidiéndose medio día o un día libre para ir.
En mi caso, mi empresa suele hacer 3 fiestas al año, una es el Sommerfest, otra es el Oktoberfest y la otra es la de Navidad. Cuando se hace la del Oktoberfest, la empresa reserva unas 4 ó 5 mesas desde las 18h hasta las 23h para los empleados que se apunten (que no suelen ser todos, sino un 60%), y nos invita a barra libre de bebida (jarras de 1 litro de cerveza, agua, etc), unos entrantes (rábanos, brezels, quesos, embutidos) y un plato típico bávaro a cada uno. Sorprendentemente, hay algunas empresas que invierten muchísimo en este tipo de fiestas, porque esto que acabo de describir es para los empleados, no quiero pensar qué es lo que ofrecen a los clientes, socios y proveedores. Y lo que más me sorprende es que el ambiente es totalmente distendido, todos se emborrachan, ninguno guarda la compostura (y eso que estamos rodeados de jefes, directores, etc), todo el mundo baila con todo el mundo, alguno flirtea más de la cuenta, la mayoría pasa de 7 litros de cerveza por cabeza (las chicas unos 3), y cuando se cierra la caseta, de repente el jefe te invita a subirte a la montaña rusa (por ejemplo, la atracción de los anillos olímpicos), y a comer una manzana glaseada. Y si algunos empleados se van al mediodía al Oktoberfest, a subir a las atracciones, a comer o simplemente a tomar unas cervezas, luego por la tarde están en la oficina como si nada, contentillos o ebrios continuando trabajando o incluso estando presentes en reuniones.
Lo que me lleva directamente a reflexionar que aquí la cerveza y sus efectos secundarios están totalmente integrados en la vida de Múnich, no solamente se toleran ciertos comportamientos que en España se mirarían mal, sino que se ve de lo más natural y normal del mundo.
Manana será la tercera vez que vaya al Oktoberfest, siempre voy reglamentaría esto es con todo mi atuendo ajustado a la ocasión. Yo que quieres que te diga, me parece un auntentico rollazo, ahí solo se va a beber y dar saltos con la música. Yo voy por que hay que ir, sino es conmo si no vivieras en Munich