Cuando se pide agua, por defecto en Alemania se entiende que es agua con gas. Se tiene que ser muy explícito que se quiere sin gas. Es decir, se tiene que decir: STILLES WASSER, bitte!!
Incluso en los restaurantes italianos, se traen la suya propia, PELLEGRINO, y los franceses su PERRIER para hacer patria. Parece ser que a los alemanes no les gusta el agua, y mínimo tiene que ser con gas para que tenga algún gusto o alguna esencia especial.