Subimos unas decimicas, tímidamente sale a veces el sol, vuelven con fuerza las nubes grises y oscuras, sigue haciendo mucho frío, pero parece, que el cielo entre la duda de una nube blanca, un trozo azul, y una nube gris, está expresando su deseo de que el verano que oficialmente entró ayer en escena, se exprese con total autoridad.
Espero, dejar de llevar mi bufanda de otoño/primavera, espero dejar de llevar tres mangas, y espero volver a ponerme las gafas de sol. Un pajarito muy bien educado me ha dicho que mañana volvería a lucir el sol en el cielo, pero no se si hacerle confianza, ya que la señora meteorología, que gobierna en Múnich, muchas veces tiene antojos guerreros.
Orgásmico, puedo describir mi paseo con la bici de hoy, por los reflejos del sol en las multicolores fachadas, por el reflejo de los ferbientes verdes de los árboles, y por los destellos del río Isar. Mi vientre radiaba fuerza y plenitud. El cambio está llegando.